Desde pequeños se nos enseñan diferentes cosas que nos corresponden de acuerdo a nuestro género. Las niñas tienen que jugar con muñecas y los varones con carritos, las mujercitas deben ser delicadas y los hombres no deben llorar, ellas tienen que hacer las tareas del hogar y ellos debe trabajar para ser el sustento del mismo; diferentes estereotipos sin sentido que son transmitidos casi inconscientemente de generación en generación como un chip que se inserta a nuestro organismo para cegarnos de manera sistemática.
Esto resulta en que la sociedad construya una idea de lo que es "normal" y lo que no según nuestro sexo, condenando así a todo aquel que no este dispuesto a someterse a lo establecido. Entendemos entonces que lo "normal" para este país aún tercermundista, son las parejas heterosexuales, es decir, un hombre y una mujer que deciden amarse y compartir su vida juntos, ellos reciben derechos como pareja y son libres de demostrar su amor en público, hasta ahí todo bien, esta situación hasta podría considerarse romántica y arrancarle a más de uno un suspiro o una sonrisa, pero, ¿pasaría lo mismo con una pareja homosexual?.
Definitivamente el Perú es aún un país demasiado intolerante para aceptar este tipo de relaciones, si bien en los últimos años la voz valiente de muchos gays y la información transmitida en medios de comunicación acerca del tema, se han convertido en elementos importantes para difundir nuevos valores hacia la tolerancia y aceptación social, aún queda mucho camino por andar en pro de la lucha contra la homofobia. La homofobia está definida como la aversión obsesiva contra los hombres y mujeres homosexuales y a las demás personas que integran la diversidad sexual (bisexuales, transexuales, metrosexuales, etc).
Como su mismo nombre lo dice, la homofobia se traduce en miedo, miedo de las personas hacia lo "diferente", hacia todo aquello que ellos no logran entender. Lo cierto es que no te tiene que gustar alguien de tu mismo sexo para poder comprender el sentir de los homosexuales, ni tienes que actuar como ellos para poder ponerte en su lugar; ¿te imaginas sentirte rechazado o discriminado porque te gusta la pizza cuando todos prefieren la hamburguesa?, pues así de irracional resulta el discriminar a alguien por su opción sexual cuando cada uno es libre de decidir a quien amar.
María Fernanda Barrera Torero