miércoles, 11 de junio de 2014

La verdad sobre Ana y Mía


Lucía tiene dieciséis años y el día de hoy solo ha ingerido las 27 calorías que contiene la mitad de su manzana, su cuerpo está casi tan débil como ella en este momento  y ver sobresalir los huesos de su cadera es lo único que le saca una sonrisa. Ella no recuerda el día en el que empezó a odiar su cuerpo, pero no piensa detenerse hasta que la aguja de la báscula marque los 45 kilos que tanto anhela, "primero muerta que gorda", piensa.

Como Lucía miles de jóvenes alrededor del mundo sufren de trastornos alimenticios, Ana y Mía son los nombres que este grupo de chicas autodenominadas "princesas" le han dado a sus fantasmas internos. Ellas no son otra cosa que la anorexia y la bulimia, dos enfermedades psicológicas que llevan a las jóvenes a no comer o a comer grandes cantidades de alimentos para luego inducirse el vómito.

Pero, ¿qué puede llevar a alguien a hacer algo así? Pues hace algún tiempo navegando por los numerosos blogs pro ana y pro mía que existen en la red, leí: "Uno deja de comer porque se siente muy lleno o muy vacío". Y es que una de las causas que más destacan de este trastorno es la falta de autoestima o amor propio, la frustración de las jóvenes que sienten que viven en un mundo que no las comprende o que simplemente no fue hecho para ellas y que caen en estas enfermedades en busca de autocontrol.

La sociedad tiene también algo de culpa en esta problemática, ya que nos expone día a día a estereotipos de belleza inalcanzables que pueden llevarnos a creer que no somos suficientemente buenas. Las modelos talla cero, la cultura light y la publicidad no hacen más que potenciar esta idea equivocada de que existe perfección en el ser humano, y peor aún que esa perfección está determinada por la báscula.

Son numerosas las causas que podríamos atribuirle a los trastornos alimenticios, lo cierto es que cada caso es distinto, lo que no varía son los sentimientos de culpa tras cada bocado, la satisfacción de un estómago vacío, las arcadas tras la puerta del baño, el “comí antes de venir”, perder a tus amistades y notar que después de todo, tu estómago no es el único vacío.

La anorexia y la bulimia no son un juego, tampoco tus mejores amigas o un estilo de vida, son enfermedades que matan y que te consumen día a día, no dejes que ellas decidan por ti, tu peso no te define, lo haces tú. Quiérete



María Fernanda Barrera Torero



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